Fotografía Anónima de Venezuela, Claudio Perna (Catálogo, 1979)

Hay una tipología fotográfica. Las imágenes de esta exposición corresponden a uno de los tipos, de sujeto múltiple pero casi único, por lo intercambiable, que no busca firmar sus fotografías, ni hacer de ellas obras de arte, ni documentos que avalen denuncias de carácter social, político o económico: hablamos del fotoaficionado, del fotógrafo anónimo.

[…] ¿Cuáles son sus temas? El grupo familiar, el niño de pocos meses… los hijos que juegan en un patio inconcluso o en la calle, la niña que vuelve de hacer su Primera Comunión, el joven que exhibe su uniforme de servicio militar […] La iconografía sigue escrupulosamente los pasos de la vida.

Elsa Flores. Fotografía Anónima de Venezuela (Cat.) s/t., s/p.

Fotografía Anónima de Venezuela

Fotografía Anónima de Venezuela está compuesta por un total de treinta obras. Ellas constituyen una selección realizada por Claudio Perna, a partir de materiales localizados por azar, en 1975, en un depósito de desperdicios. Esto, unido a la proposición de Arte de Participación sustentada por Perna –y la cual complementa la muestra con actividades paralelas-, excluye toda posibilidad de identificación tanto de las imágenes expuestas como de los posibles autores de las mismas.

Fotografía Anónima de Venezuela (Cat.) s/p

De un conjunto de negativos encontrados Claudio Perna seleccionó treinta imágenes para la exposición Fotografía Anónima de Venezuela que fueron copiadas por Humberto Febres –fotógrafo de la Galería de Arte Nacional–. Expuestas en la sala 3 y 5 de la antigua sede de la GAN. Perna organizó entorno a la muestra talleres de técnica fotográfica; montó un set de gigantografías perforadas donde los niños podían meter la cabeza; distribuyó no solo planillas para que el espectador diera su opinión acerca de la imágenes, sino que les entregó también sellos de caucho para estamparlas con el propósito de evaluar las imágenes; e incluso tuvo una breve sesión auditiva, animó la sala con música de salsa.[1] Las actividades planificadas por Perna hacen de la exposición un evento comunitario, colectivo y pedagógico.

En el texto de catálogo Perna describe a la fotografía como evento y acción; distingue diferentes usos de la imagen –publicitaria, deportiva, científica–; el empleo de la cámara instamatic “por el pueblo venezolano”; la fotografías de niños; la foto dirigida; reconoce las deudas que tiene con los fotógrafos americanos del momento, por ejemplo: con Lisett Model, Diana Arbus o Andy Warhol y con Mercedes Fermín –geógrafa, tía y mentora del artista–; la foto iluminada y expresa el deseo de realizar un gran compendio de fotos sobre “la Familia venezolana que trabaja” y acerca de “La Actividad humana en Venezuela”. Para Gabriela Rangel, Fotografía Anónima de Venezuela fue un proyecto geográfico, proto-genealógico y precursor de la crítica de la representación de la fotografía en Venezuela.[2] Con esta muestra Perna efectivamente anuncia una inesperada categoría a la disciplina fotográfica en el país:[3] expone en una galería temas domésticos, un género teorizado por Pierre Bourdieu (1964),[4] de manera magistral actualizado por Geoffrey Batchen (2000 y 2008) [5], recientemente expuesto repetidamente en museos[6] y actualmente –después de 40 años–  teorizado y divulgado en Caracas por Costanza De Rogatis en cursos sobre fotografía doméstica.

Perna en Fotografía Anónima de Venezuela exhibe lo privado, afectivo y filial, aunque no tengan nombre,  en la esfera pública. Introduce el evento rural, la fiesta, la conmemoración en el espacio museal. Expone la banalidad, trivialidad y cotidianidad – un subgénero fotográfico contiguo al territorio de la baja cultura, por lo general excluido de las Bellas Artes y afín a lo popular- en el área discursiva por excelencia de las artes visuales. Genera, en consecuencia, una propuesta procesual con fotografías de archivo.  Según Julieta González Perna en su práctica artística “pone en duda la noción de autoría”.[7] Acá vulnera la cualidad del anónimo y del fotógrafo aficionado. Como hecho paradójico, en ella el artista se convierte en autor de la exposición al sellar el catálogo; deja de ser  coordinador de la misma. Al estampar la portada legaliza su autoría. Recurre a un paratexto impreso con sello húmedo en tinta roja: “Claudio Perna: Fotografía Anónima de Venezuela. Intervención creativa. Contexto Social”; y en el apéndice incluye otro anexo iconográfico de advertencia titulado: “OJO !!!”. Acá da directrices sobre campos de catalogación a usar en la propuesta de registro de “La Familia venezolana que trabaja” y de “La Actividad humana en Venezuela”. La ficha incluye:  autor, fecha e identificación del evento, lugar, entre otros campos. El sello, ubicado en la última página del catálogo, acredita, certifica y legaliza su acción al colocar: “Fuente: obra conceptual de Claudio Perna que acompaña a este catálogo”. Convierte al catálogo en un documento autorizado, notariado.

Los sin nombre descritos por la investigadora y crítico argentina Elsa Flores adquieren identidad al estar signados y apropiados por la intervención de Perna. Desde una perspectiva analítica el artista contextualiza a los anónimos y al fotógrafo aficionado, generando una obra. Les otorga individualidad bajo su rúbrica. Las imágenes huérfanas  pasan a forman parte de un recurso expresivo; crea, al mismo tiempo, un universo visual enunciativo perniano. En Fotografía Anónima de Venezuela las fotos de archivo le sirven al artista de pretexto y estrategia para conjugar y concretar una acción conceptual.

 

 

[1] Santana, Rafael museógrafo de la muestra Fotografía Anónima Venezolana, en conversación con la investigadora. Noviembre, 2017.

[2] Rangel, Gabriela. “El mono geográfico”. En Arte Social, Claudio Perna. Caracas: Galería de Arte Nacional, agosto 2004. p. 71.

[3] En 1991, la Galería de Arte Nacional expuso: Vecindario fotográfico de Salvador Valero. Una segunda muestra sobre fotografía popular, tema, según Perán Erminy, “menospreciado y olvidado, cuyo rescate fue iniciado en 1978 con Fotografía Anónima de Venezuela”. Erminy, Perán. s/t, s/p. Vecindario fotográfico de Salvador Valero (Cat.). Curadores: Erminy, Perán, Estevan-Grillet, Roldan, Rodríquez, Fernando Rodríguez, Santana, Rafael. Texto: Perán Erminy. Laboratorio: Donda, Franca. Diseño: Cardona, Karina. Caracas: Fundación Galería de Arte Nacional,  Julio-Agosto, 1991.

[4] Ver: Bordieu, Pierre (compilador). La fotografía: un arte intermedio. Tununa Mercado (Trad.). México: Editorial Nueva Imagen, [1965] 1979.

[5] Ver: Batchen, Geoffrey. “Vernacular Photographies”. En Each Wild Idea. Writing Photography History. Cambridge, Massachusetts/London, Englang. The MIT Press, 2000 y Batchen, Geoffrey. “Snapshots. Art History and the Ethnographic Turn”. En Photographies, Vol. 1, Nº 2, Septiembre 2008. Disponible en:  http://dx.doi.org/10.1080/17540760802284398  [consulta: 19 de junio 2015].

[6] Ver: Zuromskis, Catherine. “Ordinary Pictures in the Modern Art Museum”. En Snapshot Photography. The Lives of Images. Cambridge, MA: The MIT Press, 2013. pp. 113-180.

[7] González, Julieta. “Una historia de la fotografía de Claudio Perna contada por Claudio Perna”. En Arte Social, Claudio Perna. Caracas: Galería de Arte Nacional, agosto 2004. p. 74.